Avándaro
Un paisaje se proyectó como una elegante solución a la decoración de una sala, pues sirve como puerta que cubre el espacio de una pantalla de televisión. Cerrada, la obra no deja evidencia de su capacidad para abrirse y la contemplación de la pieza no resulta contaminada. El cuadro alberga otra pintura en su interior de tonos más sobrios para acompañar en silencio y armonía al televidente.